A veces me pregunto cuántas señales pasamos por alto antes de que llegue el diagnóstico de diabetes. Cuantos casos sucede que en una analítica aparecieron los triglicéridos un poco altos y el médico solo dijo que “vigilara la dieta”. Nadie explicó que eso podía ser el primer paso de una cadena que termina, si no haces nada, en una diabetes tipo 2.
El doctor Marco Albuja lo explica con mucha claridad: primero suben los triglicéridos, luego aparece el hígado graso, después la prediabetes… y si seguimos igual, llega la diabetes. No hay saltos bruscos, sino una cuesta abajo que empieza mucho antes de que los síntomas sean evidentes.
Lo que más me gusta de su enfoque es que no habla desde el miedo, sino desde la oportunidad: ese “terreno gris” entre lo normal y lo anormal, cuando la glucosa o la A1c están solo un poco elevadas, es el momento perfecto para cambiar las cosas. Comer mejor, moverse más, dormir bien, reducir el estrés… son pasos sencillos que marcan una gran diferencia.
También me pareció interesante su referencia a la cúrcuma, con estudios que apuntan a beneficios sobre la glucosa y los triglicéridos. Pero, como recuerda el propio Albuja, ningún suplemento sustituye el tratamiento ni la supervisión médica. En mi caso, aprendí que la clave no está en buscar remedios rápidos, sino en entender lo que ocurre en mi cuerpo y actuar a tiempo.
Su mensaje final es simple, pero poderoso: medirse y llegar a tiempo. Si tienes triglicéridos altos o una glucosa “un poco fuera de rango”, no lo dejes pasar. Habla con tu médico, pide que te revisen la hemoglobina glicosilada (A1c), y empieza a cuidar esos pequeños detalles diarios que pueden evitar un diagnóstico que cambiará tu vida.